Las tres dimensiones –envejecimiento, vulnerabilidad y soledad– que han vertebrado el presente trabajo de investigación no son ajenas entre sí. En el centro de la imagen situada más abajo, podemos ver la categoría principal resultante del análisis “el papel vertebrador de la salud mental en los procesos de envejecimiento, vulnerabilidad y soledad en el entorno urbano”. En los diferentes círculos se han colocado las dimensiones estudiadas y en el exterior se han ubicado los procesos que afectan a todo el conjunto de resultados expuestos.
Representación gráfica de los principales resultados obtenidos en el proyecto Fotovejez Sevilla.
Todas las dimensiones analizadas (envejecimiento, vulnerabilidad y soledad) se interrelacionan, convergiendo en un punto central: la salud mental. Esta categoría principal, destacada tanto por los participantes como por el análisis de las sesiones, actúa como eje que influye y es influido por las demás dimensiones. La salud mental emerge como el núcleo de esta interacción, reflejando cómo los cambios sociales y urbanos afectan a las cuestiones asociadas al envejecimiento, la soledad y la vulnerabilidad en el entorno urbano de Sevilla.
Envejecimiento:
Está marcado por la soledad y la vulnerabilidad, que condicionan cómo se vive y percibe esta etapa.
Vulnerabilidad:
Presenta una doble perspectiva: edad y situación económica. Esto puede generar situaciones donde confluyan envejecimiento, soledad y precariedad económica.
Soledad:
Puede agravarse cuando se combina con el envejecimiento y la vulnerabilidad, ya sea por factores económicos o sociales.
Estas dimensiones no existen en un vacío; están afectadas por cambios sociales y urbanos.
Cambios en la sociedad
Avances tecnológicos: pueden acentuar percepciones negativas del envejecimiento.
La inmigración y las subsecuentes crisis económicas influyen en la percepción de vulnerabilidad.
La reorganización de los cuidados y las transformaciones familiares impacta directamente en la soledad de las personas mayores.
Cambios en el entorno urbano
Algunas zonas urbanas y espacios públicos se han vuelto poco accesibles para las personas mayores, afectando su calidad de vida.
El individualismo, la falta de cohesión social y el desplazamiento de familias a otras áreas de la ciudad agravan las situaciones de soledad y vulnerabilidad.